miércoles, 30 de mayo de 2007
martes, 29 de mayo de 2007
lunes, 28 de mayo de 2007
El hombre - Juan José Millás
jueves, 24 de mayo de 2007
martes, 22 de mayo de 2007
lunes, 21 de mayo de 2007
domingo, 20 de mayo de 2007
sábado, 19 de mayo de 2007
viernes, 18 de mayo de 2007
jueves, 17 de mayo de 2007
Sexo oral a cambio de votos
Una candidata al Senado belga parodia las promesas electorales exageradas prometiendo 40.000 felaciones
No todo está inventado en campaña electoral. Y la propuesta de Tania Derveaux, candidata por el partido NEE al Senado belga, lo demuestra. Nada menos que 40.000 felaciones para todos los que se inscriban en una lista disponible en la página web del partido. Esta falsa promesa es su manera de protestar contra los incumplimientos electorales de los partidos serios.
Así, casi sin proponérselo, esta joven estudiante de marketing, de 24 años, ha provocado todo un fenómeno en Internet, colocando la página web del NEE como el portal de un partido político más visto durante los últimos tres días (según datos de Alexa.com). Ha logrado que más de medio millón de personas la visiten al día, una cifra que supera la de la web de los demócratas estadounidenses o la de los Laboristas británicos.
"No soy modelo y me sentí bastante insegura al posar desnuda. Pero era necesario un reclamo para lograr visibilidad para nuestro movimiento", ha explicado Tania a ELPAIS.com. "A mis padres no les ha parecido mal. Me comprenden, saben que no tengo ambiciones políticas ni quiero ser modelo. Pero alguien tenía que hacerlo".
En realidad, pese al revuelo montado por el impresionante cuerpo de Tania en cueros, sus intenciones y las del NEE son bastante modestas. Las seis personas que forman el partido sólo quieren dar una opción a todos los insatisfechos con la política belga. Es un modo de mostrar descontento en un país donde es obligatorio votar. Para mostrar su neutralidad, el NEE (No a la mala política) promete que todos los escaños que logre para el Senado quedarán vacíos. Con esta sencilla filosofía, en las anteriores elecciones, las municipales, logró un considerable resultado: el 1,5% de los votos en Amberes.
La propuesta de las felaciones surgió de los lectores. Tania inició la campaña parodiando las "ridículas promesas" de muchos partidos belgas, al prometer 400.000 puestos de trabajo, desde un cartel en el que aparecía desnuda. Los navegantes fueron más allá y le enviaron numerosos correos electrónicos pidiéndole que, en lugar de 400.000 trabajos (jobs, en inglés), les ofreciera 400.000 blowjobs, o lo que es lo mismo, 400.000 felaciones.
La candidata accedió a cambiar la falsa promesa electoral y prometió 40.000 felaciones, estimando que, cumplir lo prometido -algo que no ocurrirá-, le llevaría 500 días a 80 sesiones de sexo oral diarias.
La broma de NEE no ahorraba en detalles. La web explica que los gastos de desplazamiento correrían a cuenta del partido, pero habría tres condiciones: el uso de preservativo (que debería poner el votante), un límite de 5 minutos y libertad para que la candidata lleve la iniciativa.
Y es que esta joven de 24 años (con un futuro prometedor en marketing, visto lo visto) no se amedrenta fácil: "No me ha resultado incómodo. Todos los correos que hemos recibido eran inteligentes, positivos. Además, todavía no me ha reconocido nadie por la calle porque nuestra difusión es por internet. No hemos salido apenas en los medios belgas, así que no me he sentido incómoda".
M.G.SILVA / A. ORDAX - Madrid - 16/05/2007www.elpais.com
Milan Kundera - El libro de la risa y el olvido
lunes, 14 de mayo de 2007
sábado, 12 de mayo de 2007
Elvira Lindo - Carta de una mujer desesperada
Elvira Lindo 10/05/2007
Lo curioso es que ese tipo de votante reflexivo, que no le regala su voto a nadie, es el que más dificultades tiene para expresar su opinión. En esta España, tan vehemente, si no lo tienes claro desde el principio de los tiempos es que eres un mangarranglan y un veleta.
Como la señora Francis en sus tiempos recibo cartas de votantes desesperadas. Es el caso de S., que me pide que oculte su identidad, porque no quiere buscarse líos. Los líos a los que ella tiene miedo son a los que pueden surgir en su propia casa. La lectora S. es ingeniera de telecomunicaciones y vive con el corazón partido. Se lo parten a diario, o se lo reparten, su padre y su marido. Según la lectora S., su padre votaría al PP aunque presentaran al tío Gilito y su marido votaría al PSOE aunque presentaran al Oso Yogui.
Cuenta la lectora S que cuando le dice a su marido que la señorita Esperanza ha dotado de algunas infraestructuras interesantes a la Comunidad de Madrid, el marido la mira como Jesús miró a Judas después del beso, y cuando la lectora S. le comenta a su padre la necesidad de un cambio que potencie las mejoras sociales, el padre, un hombre de tensión descompensada y que cuenta en su haber con dos anginas de pecho, se lleva la mano al corazón, como advirtiéndola del daño que puede ocasionar a nivel cardiovascular un voto a Simancas.
No es que la lectora S. sea una mujer sumisa, al contrario, el tono de su carta muestra a una mujer autónoma y con gran sentido del humor, pero el amor puede a la política así que, como tantos, ha optado por no pelearse. Cuando llegue el momento de votar irá sola, y si va acompañada por alguno de estos dos hombres furiosos, se meterá en el cuartillo de la cortina, como el que se mete al wáter porque va a hacer esa cosa tan fea que conviene perpetrar en solitario.
Cabe pensar que estas situaciones familiares están en parte contagiadas por un ambiente político en el que no se perdonan las medias tintas. ¿Puede una pareja acostarse, hacer el amor, pagar una hipoteca y educar a los niños ocultándose el uno al otro lo que han votado? Parece ser que sí; de hecho, la lectora S. me repite al final de su carta: "No dé mi nombre, provocaría usted una separación". Antes me corto la mano.
Elvira Lindo - El cuento de la lechera
Elvira Lindo 12/05/2007
El caso es que abro la carta del chaval y me encuentro con que no quiere hablarme de sus aspiraciones musicales, sino de un curioso dilema moral que se les planteó la semana pasada. El muchacho se llama A., tiene 18 años, es granadino y toca en un grupo pop, con influencias de Red Hot Chili Peppers, los Beatles, Oasis... Pese a ser muy jovencillos les llaman para tocar en algunos locales y se están haciendo, gracias a esa eficacísima red de amistades que tienen los chavales, con un número de fans nada desdeñable.
Hace una semana, me cuenta A., llega jadeante al local de ensayo el lidercillo del grupo. El vocalista. Dice que un fulano le ha dicho que hay una posibilidad sólida de que el PP les llame para tocar en la fiesta de campaña. ¡Que les pagarían 1.500 euros! "¿A nosotros", dice uno, "por qué?". El lidercillo dice, "pues porque representamos a la juventud granaína y seguro que el PP quiere romper su imagen retrógrada y hacer ver que se puede ser joven, enrollao y del PP".
Se sumen en un espeso silencio que rompe el teclista: "No, yo renuncio, siempre estaríamos señalados como aquel grupo que tocó para el PP, sería un estigma". A lo que el guitarra apostilla: "Pero, tío, eso la gente lo olvida. Además, con esos 1.500 pavos podríamos plantearnos grabar la maqueta". "No", dice otro, "yo no me vendo". El líder aporta entonces un argumento de peso: todos los artistas se han tenido que valer del capital, se trata de entrar en el sistema para socavarlo desde dentro... Eso les deja desconcertados. Es, desde luego, una razón insólita y poderosa. "Me lo ha dicho mi padre", dice el líder, "y sabéis que es de Izquierda Unida".
Votan: tres a favor, dos en contra. Se vuelven a casa destrozados. El grupo se rompe. Ese grupo que no se rompió ni cuando el teclista le levantó la tía al guitarra. Al día siguiente se enteran de que la posibilidad era remotísima, inexistente. Fantasías del líder. Pero ya le han dado el primer mordisco a la cosa política. "Ahora entiendo", dice A., "por qué mis padres han dejado de hablarse con algunos amigos".